CLUB MTB FORTIUS EXTREMADURA

martes, 24 de enero de 2012

RUTA ENCINA MADRE (21ENE12)



Con el permiso de Curro y torpemente paso esta crónica. A una hora algo indecente para cualquier persona honrada, sobre las nueve de la mañana, nos reunimos como de costumbre y donde siempre (Las Palmeras) Yulius, Zapedrín, Mr. Pinchí, Zeqe, Norberto, Doctor Urbano, Iñaki, Fermeli y el que suscribe, elinfantepisahormigas. Después de unos cafeses y unas tostadas, salimos pasados diez minutos para acometer la ruta que nuestro guía topográfico nos había preparado.
A ritmo normalito, (para algunos jejej) cambiamos impresiones y charlábamos sobre las bondades y cualidades de ciertos componentes bicicleteros, al tiempo que el pequeñajo del club, nos mostraba sus bien fornidos y formados cuadriceps, al tiempo que nos aconsejaba sobre un tema capital que a continuación paso a narrar:
A una pregunta del cronista sobre cuando de repente te bajas de la bike por cualquier motivo y se produce un repentino aumento de un órgano mucho más importante que esos músculos que solo crecen con muchísimo entrenamiento y no en la misma proporción, a lo que nuestro querido Doctor, nos deleito con una explicación digna de ser plasmada en cualquier foro de estos de las montanbikes, incluido este, sobre las causas de esta repentina subida deeeeeee,,,,,,,,,,,órgano.
En la zona pélvica, en algún lugar tan recóndito que no se puede ver (más o menos como Irdagarin) y que las mujeres u hombres no son capaces de encontrar (que torpes somos los humanos) existe un nervio del sistema parasimpático llamado PUDENDO, (quedaros con este nombre), cuya función principal es estimular y hacer emerger de su escondite, lo que se viene llamando,,,, la colita jejejeje.
Dicho nervio cuyo tamaño no tiene nada que ver con lo que hace crecer, al estar presionado contra el sillín un tiempo más o menos prolongado, obstruye como si dijéramos la sensibilidad del mismo. Al bajar de la bike, se comporta como si doblamos una manguera y la soltamos de repente y el agua sale con más fuerza, incluso a algunos con más potencia jejejejeje, con lo que el resultado es un como un relámpago directo al nervio dichoso y su posterior aumento repentino de peso y forma en la zona pélvico-erótica. Nuestro avezado doctor que hoy no solo ha puesto de manifiesto sus conocimientos corporales sino la capacidad de darle la vuelta al marcador (joder tío como zurras) ha hecho gala del sentido médico de la inquietud, dando una respuesta que me ha tranquilizado enormemente, ya que pensaba que esto solo me pasaba a mi jejejeje y digo al bajar de la bici joder.
Al sonido del avisador del avituallamiento, unos pitidos en el hiper-mega,ultra-gps, de Zapedrín que solo entiende él (perdón por liarla parda) nos paramos en cero coma, para degustar nuestros exquisitos reconstituyentes (el platanito de toda la vida) con la forma y las proteínas que cada uno elije. Ya al terminar nos pasaron un grupeto de seis o siete bikers a los que les estuvimos viendo los culos cinco o seis kilómetros (menos mal un poco de alivio para las piernas jejej) hasta que los pasamos y se acabó la tranquilidad. Nuestro Presi, se dió la vuelta por un compromiso familiar y el resto continuamos seis o siete kilómetros para toparnos con una encina de 500 años, que por su importancia estaba vallada, incluso apuntaladas sus ramas para evitar su rotura, una guapada.
De regreso y como no podía ser de otra manera, el doctor PUDENDO, empezó a meter canastas de tres puntos mientras el resto lo hacíamos de dos, bueno alguno (osea yo) fallamos hasta las faltas personales, no bajando de 28 km/hora y tardando una hora y media, mientras la ida se hizo en dos horas y diez. Algunos iban en velocicletas mientras otros (osea yo) íbamos en burricleta, con lo que el grupo se partió un poco en dos. Nos despedimos a la llegada a Badajoz y algunos fuimos a degustar ese maravillo elixir de dioses más antiguo que la playa, amarillo como el sol y con una espuma más sabrosa que la un capuchino, por una sola razón, nos lo habíamos merecido jejejeje. Nuestro presi y Rocio nos acompañaron un rato y nos despedimos con 67 kilómetros en las piernas, algo de sustancia líquida en nuestro maltrecho cuerpo y la gratitud a nuestro médico por el descubrimiento de un imprescindible nervio.
DEDICADA ESPECIALMENTE A DOCTOR PUDENDO. JOSE URBANO. GRACIAS.

BY ELINFANTEPISAHORMIGAS