A una hora en que los pájaros aún están recogidos en sus nidos, ósea demasiado temprano para cualquier ser humano decente que se precie, nos presentamos en Las Palmeras Bernando (el primero de la clase), Virgi, Curro, Juanma, Lolo (por los pelos) y el que suscribe, Manolo. Después de las diferencias en la propuesta de la hora de salida 08:30, sobre las 08:45 pusimos rumbo al encuentro con nuestro último componente de aventura Pepe, con el que nos encontraríamos al inicio de malos caminos. A la altura del domicilio de Lolo, paramos para que nuestro amigo subiera a por alguna prenda de manga larga ya que los valientes tienen mucho frio con mangas cortas,,,, bueno y los cobardes también jejejejeje. Llegamos al lugar supuestamente indicado por Pepe, y después de esperar más de diez minutos reconociendo a todo el mundo menos al ínclito en cuestión, apareció por el camino que llevaríamos más tarde, poniendo de manifiesto la equivocación del lugar elegido,,,, en fin un mal día lo tiene cualquiera, incluido un FORTIUS jejejeje.
Pasaban las 09:30 y alguien habló de los 50 minutos que se tardaban hasta la localidad hispano-lusa de Olivenza, con lo que la última incorporación pedaleaba en cabeza sin dejar que nadie le enseñara la rueda, bueno la rueda y la cara ya que nadie vio hasta la parada jejej, con lo que a buen ritmo llegamos más o menos en ese tiempo. Con más hambre que unos condenados a galeras, paramos no a comprar Técula Mécula, sino a degustar esas maravillosas y energéticas barritas (algunos aún tenían las de la nocturna de Olivenza) y algo de fruta para afrontar la subida a la sierra de Alor. A las diez y media masticábamos muesli, mientras hablábamos con un miembro de los Os pelihnas, que ese día le había dado descanso a los cambios y bujes y se esmeraba en tareas impropias de un buen biker, arreglar el jardín un sábado jejeje.
Con el estómago lleno y el hambre saciada, fuimos sorteando los vehículos de esta localidad hasta coger el camino que nos dirigía a la esperada subida. Llegamos rápido y comenzamos cada uno a su ritmo y mientras los demás coronaban, Lolo que había tenido una semana deportivamente movidita (nada más que deportivamente) y un servidor que después de dos salidas de la cadena,,, con el cabreo pertinente, nos quedamos a seiscientos metros del mirador, con lo que decidimos vernos a la altura de la carretera.
Paramos para recuperar al personal y saludar a otros descerebrados que se dirigían hacia tan deseada cota. Nos pusimos a pedalear y justo llegando de nuevo a Olivenza, Bernardo reventó su rueda trasera,,, demasiado bien había ido la ruta y algún percance tendríamos que contar. Cambiamos dos cámaras ya que una estaba estropeadita y seguimos sin solución de continuidad. Al llegar a la carretera, el asfalto puso a cada uno en su sitio y dejamos un reguero de Fortius, hasta el Corazón de Jesús donde cerveza en mano y pestorejo entre los dientes, iban llegando al olor de las brasas y la espuma, hasta que todos servidos nos fuimos a Las Palmeras, donde Julio nos esperaba para degustar ese merecido, fresquito, espumoso y amarillo elixir indispensable para la saludable larga vida de un buen biker. Pocas fotos, como siempre buena compañía y la demostración que en poco tiempo se pueden hacer muchas cosas con estos pedazos de miembros jejej, y me explico:
Durante la semana Curro propuso esta ruta y un servidor (equivocado como casi siempre) consideraba que se podría hacer saliendo más temprano, pero no saliendo a esa hora. El resto de los componentes hicieron tragarme mis consideraciones ya que saliendo a las 09:30 más o menos, parando a comer, parando a arreglar el reventón de Bernardo (bueno de su bici) y repostando en el Corazón de Jesús, a la 13:20, estamos en el punto final con una jarra como Dios manda en las manos y 80 kilómetros en las piernas. Gracias por vuestra compañía y por hacer ver mi equivocación,,,,, La próxima ruta que propongas Curro, la acepto sin abrir la boca. Ahhh y te debo una cerveza.
BY ELINFANTEPISAHORMIGAS