A la hora marcada y no por eso decente, nos íbamos congregando en el punto inicial los protagonistas de esta jornada. Yulius, Zapedrín, Mr. Pinchi, Pecamón, Fermeli, Virgi, Crónicas, Juan, Lolo como siempre el último en aparecer, Norberto, alguien que no compartía caminos hace tiempo Kaos y el elinfantepisahormigas, iniciamos la ruta preparada por nuestro abrecaminos de cabecera.
Los doce apóstoles del velocípeto con el sabor del jamón entre los dientes comenzamos el pedaleo sin más guía espiritual que el camino polvoriento marcado por el aparatejo divino de San Pedrozapedrín (El apóstol topográfico). A ritmo normalito (para algunos claro) rodábamos hasta que el destino láctico vaciaba las reservas y el GPS en su grata sabiduría, percatándose de la inanición de sus siervos, pito y pito hasta que paramos para disfrutar de las delicias carbonoenergéticas, aunque la verdad casi todos acudieron a la llamada del natural, amarillo y fálico plátano.
Llegamos al rió donde se bautizan los santos y los apóstoles más atrevidos lo atravesamos haciendo rodar las redondas gomas por encima de las aguas, mientras San Virgilio (El apóstol representante de Cube) quiso andar por la superficie en lugar de rodar, con lo que salió con la marca húmeda por las rodillas. Al ver la jugada, San Julio (El apóstol pezsidente) despojándose de lo inútil osea de los calcetines (sisisis, se los quitó para pasar el caudaloso rió) contó no se cuanto y se decidió a pasar invocando a Moisés y así emulando tan histórica figura, se abrieron las aguas y con un suave al tiempo que sutil pedaleo y a una sola pierna, cruzó con los aplausos del respetable, ya lo decía yo, Dios es todopoderoso y no nos tiene contentos a todos, lo siento Virgi jejejejej.
Lucifer y sus acólitos con Mefistófeles a la cabeza obstaculizaba los caminos en forma de vallas tan altas como el cielo, acequias como la presa de Asuán y demás trabas diabólicas, pero la determinación y la fe en llegar con la moral intacta, hicieron sobrepasar todos y cada uno de los obstáculos.
Al llegar a la carretera, nuestro querido hermano San Pinchi, (El apóstol de la saca) nos abandonó por motivos familiares, con lo que nos dejó en un número digamos extraño,,, sisis digo extraña ya que es el único número cuyo sumatorio es múltiplo de él y la verdad no me congratula nada, pero el grupo siguió raudo y algo más veloz que hasta ese momento.
De nuevo el GPS por boca de su único dueño (tienen una relación erótica fantástica, sisis, es tal y como lo cuento,,,, el dueño toca y el SYSTEM se abre,,, se me ocurre,,,,,,,,,, que si todo fuera tan fácil,,, joder que bien lo pasaríamos jejejeje, en sin continuo) pitó para deleitarnos con la segunda degustación gratuita, comentando las cualidades masticables de algunas inventos isotónicosrectangulares.
Algunos apóstoles con más hambre y sed de justicia que de costumbre, se remangaron las enaguas e iniciaron la huida, parecía que el mismísimo Satán los perseguía, aunque la verdad es otra diferente,,, como esto no lo va a leer Dios nuestro señor os la contaré jejeje. Resulta que algunos desde quince kilómetros antes de llegar a nuestro amado santuario,, ya olían las tortillas de patatas y como todos sabéis que a los hombres del Señor no nos gusta la pitanza puessss, ala caña a los piñones.
Unificamos al rebaño y sus monturas en el Monte Calvario (comúnmente conocido como Los Montitos) para entrar juntos y algunos aún mojados en el reino de la ambrosia,,, bebida exclusiva de Dioses y sus humildes seguidores que hacen las delicias de tantos y tantos pecadores. Entramos en nuestra santa sede y todos compartimos tortillas, risas y lo mejor, la compañía. Contamos con la estimable visita de Rocío que dió un toque femenino a tanto apóstol. Sesenta y cuatro kilómetros de peregrinación, cuatro horitas de rezos y doce apóstoles contentos. Permitirme brindar esta crónica a alguien que hacia un tiempo que no veíamos,,, a San Kaos (El apóstol del Castillo), siempre es un placer tenerte, en cualquier sitio del pelotón, pero entre nosotros.
BY ELINFANTEPISAHORMIGAS.
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